En El evangelio del bosque, la autora ficticia Liora Sendak entrega una obra tan contemplativa como perturbadora. La historia se sitúa en un pequeño pueblo rodeado por un bosque milenario, donde los árboles han empezado a comunicarse con los humanos… pero solo con los niños.
La protagonista, Aina, de 12 años, comienza a transcribir lo que ella llama “las escrituras verdes”: mensajes que escucha al tocar ciertas cortezas. A medida que sus textos se difunden, el pueblo se divide entre quienes creen en una nueva religión vegetal y quienes temen que todo sea una forma peligrosa de delirio colectivo.
Sendak escribe con una voz lírica, casi profética. Los pasajes donde los árboles “hablan” están cargados de una extraña belleza, y el mensaje ecologista no resulta panfletario, sino profundamente espiritual. Aunque el final no responde todas las preguntas, esa ambigüedad funciona como un eco del misterio natural que atraviesa la obra.

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